La psiconeuroinmunología (PNI) es la disciplina psicológica dedicada al estudio de la interacción entre los procesos psíquicos, el sistema inmunológico, el sistema nervioso central y el sistema endócrino.
Es un campo interdisciplinar donde intervienen la psicología, psiquiatría, fisiología, biología molecular, endocrinología, inmunología, reumatología, neurología y medicina de las enfermedades infecciosas.
Principalmente se ocupa del funcionamiento fisiológico del sistema neuroinmune, los trastornos y características físicas, químicas y fisiológicas del mismo.
La interacción entre la mente, el sistema inmunológico y el sistema nervioso, conforman el núcleo de la capacidad de adaptación de las personas. Estos sistemas actúan conjuntamente conformando una unidad.
El entorno ejerce una influencia sobre las personas, que lo interpretan, sienten o viven de determinada manera, lo cual produce un efecto sobre ellas mismas.
La psiconeuroinmunología tiene una visión holística del ser humano, donde no existen partes, sino un todo interrelacionado con el entorno.
Este modelo médico tiene una serie de premisas que lo rigen:
• Existe una unidad básica entre todas las cosas. Todo fenómeno está interrelacionado y es interdependiente.
• El universo está conformado por una red dinámica de patrones de energía.
• El mundo no se divide en objetos y sucesos separados.
• El observador se sitúa inmerso en el mundo que observa y no separado. No existe la objetividad.
• El todo es más que sus partes.
• La existencia de realidades múltiples, permite la existencia de múltiples significados válidos.
• Los sujetos no captan la realidad de forma pasiva, sino que intervienen activamente, creando mapas mentales para representarla.
• El conocimiento es el producto de la elaboración de sucesivos modelos.
• No existe forma de conocer la realidad por sí misma, sino que conocemos las teorías que alcanzan un consenso social.
• La emoción y la intuición, son formas válidas de conocimiento, dentro de este proceso constructivo.
¿Cómo trabaja la psiconeuroinmunología?
De todo esto podemos inferir que cuerpo, espíritu y mente, conforman una unidad inseparable. Por tanto, cada intervención sobre un proceso de salud-enfermedad, tendrá una repercusión sobre los sistemas de equilibrio, interacción, autorregulación y autocuración del sujeto, lo cual hace que su conocimiento ejerza una intervención positiva.
En esta teoría, la enfermedad se entiende como una falta de armonía, un desequilibrio, donde es necesario que el sujeto tome conciencia de su situación y sea responsable por su salud, que aprenda a autogestionarse y cambie los hábitos de vida y las relaciones sociales que pueden facilitar su autocuración.
Visto de ese modo, el acto médico debe surgir de una visión holística que tome en cuenta aspectos físicos, psicológicos, ambientales, espirituales y sociales, como uno mismo e inseparable.
En esta disciplina, si bien el terapeuta es un experto, el mayor experto en el conocimiento del paciente, es el paciente mismo y debe ser respetado y tomado en cuenta.
La intuición y la inteligencia son formas válidas para promover la salud y entender la enfermedad.
La terapia incluye la alimentación, la desintoxicación, el ejercicio, la relajación, la visualización, el dejar fluir las intuiciones y los tratamientos regulatorios.
El organismo es una unidad funcional que requiere de ciertas condiciones fisiológicas para poder funcionar saludablemente.
Por otra parte, el organismo cuenta con una serie de mecanismos de autocuración y protección, que le permiten retornar al estado de salud. Los procesos de enfermedad se producen cuando coinciden determinadas condiciones que promueven los estados patológicos, como cambios ambientales que sobrepasan la capacidad de adaptación, déficit o exceso de nutrientes, lesiones, alteraciones químicas, alteraciones homeostáticas, obstrucciones, etc.
La respuesta a todos estos elementos, depende de la interpretación cognitiva que el sujeto dé al estímulo estresante. Esta respuesta es individual, pero no independiente, ya que está sujeta a factores sociales y culturales.
En dicha respuesta influye: el ánimo del sujeto, factores genéticos, de calidad de vida, estado físico, enfermedades previas, intervenciones quirúrgicas previas, elementos tóxicos (fármacos, ambientales, alimentarios, etc.), la relación social, familiar, el estado de satisfacción que el individuo tiene con su trabajo, necesidades de consumo, sexo, etc.
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