El síndrome piernas inquietas o SPI, como su nombre indica, se asocia con sensaciones desagradables en las piernas. Estas sensaciones son desde ardores, dolor, picazón y hormigueo hasta el entumecimiento. Estas sensaciones varían de persona a persona, y pueden variar su intensidad y frecuencia.
Una cosa común en todos los casos de Síndrome piernas inquietas es una fuerte necesidad de mover las piernas todo el tiempo. Dicho movimiento trae un alivio inmediato, aunque temporal, por lo que las sensaciones volverán tan pronto como se detiene el movimiento.
Otra característica distintiva de este problema es que es más frecuente en periodos de descanso o inactividad. Además de esto, los síntomas pueden empeorar cuando la persona está sentada, acostada o tratando de relajarse.
Esto es problemático, ya que pueden aparecer los síntomas cuando estás de viaje, en el cine, o incluso en una reunión. Si bien se puede obtener un alivio inmediato al levantarse y moverse, cuando esto no sea posible, la persona tendrá que desviar la mente mediante la participación en alguna otra actividad, como tejer, resolver crucigramas o jugar a algo.
El SPI está catalogado como un problema nocturno, ya que no está presente en las mañanas o es muy leve y poco frecuente. El verdadero problema comienza por la tarde, con el gradual empeoramiento de los síntomas cuando se acerca la noche.
En ese momento, una persona que sufre Síndrome piernas inquietas puede tener dificultades para dormir debido a la inquietud que resulta en la interrupción del sueño y el insomnio en casos extremos. Los trastornos del sueño y todos los problemas relacionados con el sueño son los problemas más graves asociados al SPI y la persona afectada puede ver afectada su capacidad para llevar un nivel de vida óptimo.
5 mitos comunes acerca del síndrome de piernas inquietas
A pesar del hecho de que alrededor del 10% de la población sufre de Sindrome piernas inquietas, la enfermedad a menudo no se diagnostica. Para la mayoría de los pacientes la enfermedad no es más que una molestia o algo tan leve como un dedo del pie que pica. Esta falta de conocimiento ha dado lugar a varios conceptos erróneos acerca de este problema. Los cinco mitos más comunes son los siguientes:
El SPI es una mezcla de los gigantes farmacéuticos para vender sus drogas: la publicidad ha contribuido a aumentar la conciencia de esta condición. Los expertos creen que el SPI es un trastorno real, establecido después de un gran trabajo de investigación y los esfuerzos se centran en crear una prueba de laboratorio para confirmar el diagnóstico del paciente.
Los síntomas son siempre leves: Este es un error muy común, especialmente en aquellas personas que no lo sufren. La verdad es que es una enfermedad progresiva y sólo empeora con la edad.
El Sindrome piernas inquietas afecta solo a las mujeres embarazadas: El Síndrome de piernas inquietas tiene un índice mas elevado entre las mujeres embarazadas, pero en la mayoría de ellas, ese problema es temporal y suele desaparecer después del parto. Para el resto de pacientes es una condición de por vida y a menudo empeora con los años.
El SPI es hereditario: Hay una fuerte relación entre el SPI y la genética, y hasta dos tercios de los pacientes tienen alguna conexión familiar. Sin embargo, los investigadores no están seguros cuántos casos están causados por los genes o si existe alguna relación.
El SPI afecta solo a los adultos: Aunque la condición es más importante en los adultos, hay un número considerable de niños que muestran sus síntomas. Alrededor del 75% de los niños afectados con el SPI tienen deficiencia de hierro que se ha atribuido a la presencia de ácido láctico en la leche, lo que interfiere en la absorción del hierro.
Es importante que tengas en cuenta estos mitos para tener una imagen real de lo que es el SPI. Si hay alguna duda con respecto a cualquier síntoma es importante consultar a un médico
Síndrome de piernas inquietas durante el embarazo
Aproximadamente el 10% de la población sufre de síndrome piernas inquietas. Pero en el caso de las embarazadas esa cifra se dispara hasta más del 60%. En la mayoría de los casos, las mujeres dejan de tener los síntomas del SPI cuando dan a luz, por lo que no debe preocuparte.
El aumento de casos de SPI durante el embarazo se debe a que una de las causas principales del SPI es la falta de hierro, y durante el embarazo, muchas mujeres tienen esa carencia por el aumento de los requerimientos del mismo, sobre todo en los últimos 3 meses del embarazo.
Además del dolor y las molestias en las piernas, las embarazadas tienen problemas para conciliar el sueño y tienen que pasear o masajear las piernas durante la noche para aliviar las molestias. Como consecuencia, aparecerá un agotamiento generalizado durante el día que impedirá realizar las actividades de cualquier embarazada, provocando cierta irritabilidad y un empeoramiento del estado de ánimo.
Aún sabiendo que tras el embarazo los síntomas probablemente desaparecerán, es importante consultar al médico ya que puede darte una solución para aliviar los dolores durante esos meses. A no ser en casos extremos con síntomas muy graves, el médico te dirá que trates de paliar los síntomas con remedios naturales, como los que puedes ver aquí en este blog.
¿Es el síndrome piernas inquietas hereditario?
El SPI ha sido un problema muy perturbador para la comunidad médica. Nadie fue capaz de fijar el punto exacto que causa esta enfermedad. Durante muchos años, hubo un debate sobre la naturaleza hereditaria de este síndrome. Es buen conocido que más del 60% de los casos de SPI son familiares, es decir, que el síndrome estaba presente en más de un miembro de la familia.
Se han realizado muchos estudios en el pasado para establecer una conexión genética confiable, pero los resultados no son concluyentes. Sin embargo, dos estudios recientes publicados en las principales revistas médicas han indicado un fuerte vínculo genético responsable de los síntomas del síndrome de piernas inquietas.
En el primer estudio publicado, se analizaron muestras de sangre de más de 1.000 islandeses y estadounidenses. El ADN de las personas que sufren de SPI se comparó con el ADN de personas sin los síntomas. En más de 50% de los casos se detectó una variación en el genoma humano.
En el segundo estudio publicado en la revista Nature Genetics, el ADN de 400 alemanes y canadienses con antecedentes familiares del síndrome se compararon con el ADN de 1.600 personas que no lo tenían. Este estudio encontró variación en tres áreas del genoma. Identificó la misma variación del gen que se encuentra en el primer estudio y en dos más.
Estos estudios son un gran avance en la investigación previa y proporcionan un gran golpe a la teoría errónea de que los síntomas del SPI existen más en la mente que en el cuerpo.
Cómo ayudan la dieta y el ejercicio a eliminar el SPI
El Síndrome Piernas Inquietas es un problema bastante común, ya que lo sufren 1 de cada 10 personas en todo el mundo. Es diferente de otras dolencias ya que la causa exacta aún no se conoce completamente.
Al principio se pensaba que la causa era puramente neurológica y que solo se podía tratar utilizando medicamentos, pero varios estudios han revelado que existen varios factores que contribuyen a este síndrome de forma directa.
Uno de los factores principales que causa el SPI es la falta de minerales esenciales tales como el hierro o el magnesio. Por eso es importante comer una dieta rica en estos nutrientes. En general, se deben incluir muchas verduras de hoja, frutas y trigo. Además, algunas personas pueden necesitar tomar complementos nutricionales, pero esto se tiene que hacer bajo la supervisión de un médico especialista.
El alcohol, la cafeína y otros estimulantes también son los causantes de algunos de los casos de Síndrome piernas inquietas, por lo que es importante reducir su consumo al mínimo.
La característica más común de este síndrome es la imperiosa necesidad de mover nuestro cuerpo para conseguir un alivio inmediato. Se ha encontrado que realizar ejercicio regular también ayuda a prevenir el SPI. Hay muchos ejercicios ligeros que un paciente puede realizar, como por ejemplo, caminar o dar paseos en bicicleta. Además, se deben incluir estiramientos y ejercicios aeróbicos en el día a día.
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